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Una vida entre lineas…

Makisu en la gran ciudad: Malasia – Singapur – Malasia

Mi primera reacción en Malasia fue por el olor a especias, mucho ajo y obviamente «curry» (mi estómago revuelto instantáneamente). Esto fue en el aeropuerto durante la escala de nuestro vuelo a Singapur. Tomamos Malaysia airlines, escala en Kuala Lumpur, porque era lo único que había, y obvio era inevitable acordarse del avión desaparecido unas semanas antes. A los papás no les hablamos de Malasia, nos hicimos lo locos y todo salió bien 🙂

Lo que me llamó la atención no más bajarnos del avión fue la enorme cantidad de mujeres con velo. De hecho todas las mujeres que vi trabajando en el aeropuerto iban cubiertas, unas más modernas, otras más tradicionales, pero sin mostrar un pelo, literalmente. Vi también muchas familias indias y (no quiero generalizar, pero es lo que yo viví) tuve que hacerles el quite, porque QUÉ MANERA DE SOLTAR FLATOS ESA GENTE!!!!! Me acuerdo que le dije a Pablo «ya no estoy tan segura de querer ir a India Alguna vez…

Bueno,y  después de como mil horas por fin llegamos a Singapur

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Nos subimos a esta especie de rueda que tiene vistas a todo la ciudad.

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Fuimos al museo de la Cultura China, uno de los grupos de inmigrantes que ayudaron a levantar el país. Me las lloré todas y este testimonio me llegó.

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En medio de Chinatown hay un templo hindú, na que ver jajja, pero las vaquitas sobre los muros son bellas…

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Anduvimos en esos buses sin techo llamados «Hop On» así es que recorrimos casi toda la ciudad (y país :P) La mayorìa de los puentes tienen vegetación. Este es antiguo y el que más me gustó.

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Y los edificios, muero por vivir ahí!!!!

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En el aire Yay!!

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Cuando nos bajamos de la rueda hubo una lluvia torrencial como de una hora con tormenta eléctrica y todo, después que paró nos subimos a este bote con ruedas que da un mini recorrido por el sector y después se mete al mar con efecto splash y todo 😀

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Ganándole terreno al mar

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Esto no es al aire libre, no señor. Esto es dentro de un pequeño mall

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Onda, más exclusivo porfa!! (Porque sí, usted lo ve bien; es Louis Vuitton, en una isla propia)

Nos quedamos tres días, uno más de lo que habíamos planeado y es que de verdad que no daban ganas de irse, me da lo mismo que me cobraran hasta por respirar, pero saber que si la micro pasa a las 8:30 puedo llegar a las 8:29 al paradero con la total seguridad de que no voy a esperar más de un minuto… Así de maravilloso.


Despues volvimos a Kuala Lumpur, esta vez para quedarnos unos días. Nos tocó mucha lluvia, así que tenemos pocas fotos al aire libre. Además tienen estas pasarelas o pasos sobre nivel que unen los edificios más importantes del centro de la ciudad, y anduvimos casi siempre por ahí, porque abajo toma el triple de tiempo.

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Mirando los juego de agua atrás de las Petronas, como a los cinco minutos se puso a llover otra vez.

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¿Se acuerdan que les hablé de los baños de Camboya? Bueno, esta es la versión Fancy de los mismos. Ojo que esto es en un mall ultra cuico, es la usanza al parecer.

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El hombre de acero (con tres Superman atrás 1313)

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Me encontrè a los monos de Line, imposible no amarlos…

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Helados bacanosos, daba hasta pena comérselos 😛

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El primer día cuando fuimos a las  Petronas no sabíamos de la existencia de las pasarelas, nos volvimos caminando al hotel y fue ETERNO, cuando por fin  vimos las luces de esta calle supimos que faltaba poco (llevábamos como hora y media caminando). Nos sirvió para conocer la ciudad 😀

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Por fin!! Como consejo, para subir a las torres se debe sacar turno por internet con alrededor de dos meses de anticipación. Obvio no teníamos idea y junto al otro millón de pajarones que estaban abajo no nos quedó otra que mirarlas por fuera no más.


Me queda puro hablarles de Tailandia, no estoy segura si en una o dos partes. Ahí verán mi cambio de look y todo 😛

Vietnam, segunda parte

Primero quiero disculparme, pero mi computador está muerto y el que «tomo prestado» para publicar estaba en crisis existencial. En conclusión: Odiamos windows 8 y nos estamos acostumbrando a Ubuntu *respira lento y con resignación*

Ya ahora sí.

Después de Ho Chi Minh volamos a Hanoi, actual capital de Vietnam. Ahí estuvimos en el Old Quarter, que es la zona mochilera de la ciudad y desde ahí mismito nos pasaron a buscar para nuestro super crucero de dos días por Halong Bay, parada obligada para cualquiera que visite el norte del país.

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Se respira humedad…

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Nos llevaron a una cueva llamada «Sorpresa» esta es la primera cámara , pequeña y llena de gente.

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La segunda cámara es realmente grande, toma bastante tiempo recorrerla, aquí estamos cerca de la salida (agradezco no ser claustrofóbica)

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Y así se ve parte de la bahía al salir de la cueva en lo alto del cerro, ahhhh tan hermoso.

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A un costado del muelle estaba esta señora con toda su «mercadería», Todos los animalitos estaban vivos en esos canasto en el agua. Personalmente lo encuentro regio, porque no hay pérdidas y todo está fresquito.

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Un close up a las sabrosiciones…

En la tarde hubo una fiesta de la puesta de sol, en la que compartimos unas copas de vino y fruta, éramos 15 a bordo más la tripulación y estuvo todo muy tranquilo. Más de noche intentamos pescar calamares, estuve  a punto un par de veces, pero no lo logré. Un sueco que iba con nosotros sacó uno y hasta el día de hoy debe estar hablando de eso (maldito). Al otro día hicimos Tai Chi a las siete de la mañana, era gracioso mirar a los otros barcos y ver que todos estábamos haciendo lo mismo.

la fotoLa razón por la que mi mamá cree que soy alcohólica, en mi defensa era media copa de vino y la humedad hizo lo que quiso con mi pelo, aparte de todo Pablo no fue capaz de avisarme que estaba terrible de chascona :/

Y volvimos a Hanoi, en nuestro último día recorrimos un poco el centro. Hay un lago al que todos van y por alguna razón pagan por cruzar este puente. Había demasiada gente+calor= no gracias.

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El susodicho puente…

Cerca del lago vimos muchas parejas de novios en sesión fotográfica, también una pareja de pololos (?) discutiendo y ella furiosamente le tiró por la cabeza la rosa que él le dió.

En la tarde nos fuimos a ver al señor Ho Chi Minh. Ingresar al mausoleo es gratis, pero están prohibidas las cámaras, puedes llevarlas igual y allá hay una custodia muy segura donde dejarlas. Es lo más recomendable, pues el resto de las instalaciones son muy lindas y sí se puede tomar fotos.

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Aquí dentro duerme Ho Chi Minh, nunca antes había visto una persona embalsamada, yo insisto en que es una réplica de cera…

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Los jardines y al fondo «El palacio amarillo», actual casa de gobierno de Vietnam.


Bonus track, Fuimos al museo de las etnias y vimos esto:

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Según Pablo; la mejor choza de todas…

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What are you looking at??!!!

 🙂

Lindo Vietnam, volvería un millón de veces, pero queda tanto mundo por conocer antes de…

Makisu en la gran ciudad: Vietnam

En todos los blogs que leí mientras preparábamos el viaje, recomendaban recorrer Vietnam de norte a sur, pero como nosotros somos distintos decidimos aterrizar de entrada en Ho Chi Minh city y no pudimos haber elegido mejor. La ciudad más grande de Vietnam está en el sur del país, donde no existen las estaciones del año y donde la modernidad convive con tradiciones antiguísimas de una manera que jamás había visto. Esa tarde nos dedicamos a recorrer el distrito mochilero que fue donde nos quedamos, buscamos un lugar para comer y después a dormir, al otro día había que levantarse temprano.

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Vista desde el Bitexco financial tower

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Puesto de verduras en un mercado que me recordó a los  peruanos de acá.

Lo que se ve en los fondos rojos son dientes de ajos preparados de distintas maneras, ñami!!!

Agradezcan que no tengo tiempo de comérmelos a todos!

¿Donde cabe uno caben todos?

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El palacio de la Reunificación, antiguo palacio de gobierno de Vietnam del sur


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Vimos tantos novios en sesiones de fotos, parecen muñecas ellas y a pesar del calor mantienen un maquillaje impecable

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Una tarde en que estábamos cansados nos sentamos en un parque a «pasar el calor», en dos segundos estábamos rodeados por estos amigables chiquillos que querían practicar inglés con nosotros. Fueron llegando de a uno y pidiendo permiso para conversar, lo más divertido es que no se conocen entre ellos, pero se hablan como si fueran amigos de toda la vida (cosa bien común en todos los países que recorrimos). A pesar de que por unas cuantas horas nos salimos del itinerario, fue un momento super lindo, que habla del tipo de persona que son los Vietnamitas. Nada que ver con lo que cuentan los viajeros intergalácticos de varios blogs.

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Pasamos por una pagoda China, inevitable pensar en mi abuelo, en las raíces…

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La noche que partimos de Ho Chi Minh vimos a este perro esperando a su amo afuera de nuestro hotel, ojalá Adrián se quedara un segundo así de quieto

Y bueno, pasamos tres días geniales en la antigua capital de Vietnam. Comimos rico, conversamos harto, hicimos un city tour muy informativo y recomendable con nuestro amigo Binh (que me instaba a comer harto para aprovechar lo que pagamos por el almuerzo buffet) y quedé con una sensación muy grata de lo que ví. Un país que pasó por una guerra tremenda hace tan poco y que sin embargo se ha levantado y es lo que es, sin que la gente pierda su esencia ni su sonrisa.

Al aeropuerto salimos de madrugada y después de andar perdidos casi media hora, por fin encontramos dónde estaban las salidas hacia Hanoi. Eso y más en el próximo post.

Camboya, segunda parte

El último día que pasamos en Siemp Reap lo dedicamos a recorrer el centro de la ciudad, visitamos los mercados y vimos varias otras curiosidades locales:ImagenCocodrilos en poses raras, estos están saludando

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Frutas listas para llevar. Entramos a este minimarket como 5 veces sólo por el aire acondicionado 🙂

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Parrillada camboyana, lo único que comí aparte de piña. Estaba muy rica!!

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Sabrosos bichines, sólo para cándidos turistas.

Como a las ocho de la noche volvimos al hotel de Patrick a ducharnos y descansar un poco antes de partir en nuestro hotel bus. Nos relajamos en el mini spa y a las once salimos en tuc-tuc en dirección al «terminal de buses». Pongo terminal de buses entre comillas, porque en realidad es sólo una agencia con sillas plásticas en la calle, para tomar el bus debes correr y preguntarle a todo el mundo si ese es el tuyo, porque nadie avisa. En fin, la foto de nuestros «asientos»:

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Qué es eso, una cama para hormigas???

Cuando Patrick dijo: «les escogí lugares en la parte de arriba», nosotros nos imaginamos un bus de dos pisos, pero no! porque este bus made in Camboya tiene LITERAS dentro de un bus común y corriente, entonces te acuestas, cierras las cortinas y te duermes!! (pero manteniendo un ojo en tus pertenencias).

Después que nos acomodamos se subieron al bus unos chicos ¿Alemanes? y uno medía como dos metros y medio y el pobre no hallaba cómo doblarse para caber en la litera, y sus compañeros estaban con ataque de risa y el pobre rojo de vergüenza. Ay nos reímos tanto, lo bautizamos «origami man».

A las ocho de la mañana llegamos a Phnom Penh, desayunamos como reyes y armados con mascarillas nos montamos nuevamente en tuc-tuc (después de una sufrida negociación) hacia el aeropuerto, que quedaba harto lejos la verdad.

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Desayuno junto al río  Mekong. Cuando salió fuerte el sol el mesero apretó un botón

y el techo se cerró sobre nosotros. Hazte esa restorán chileno!!

Y así se nos fue nuestra estadía en Camboya, nos faltaban sólo unas horas para pisar tierra Vietnamita…

Makisu en la gran ciudad: Camboya

Nunca antes había salido de Chile y como buena Carmela empecé a hiperventilar desde que pasamos policía internacional (en realidad desde antes, cuando tuve que ir a sacar pasaporte) y con una sonrisa de oreja a oreja empezamos este viaje que duró exactamente un mes y en el que pasamos por varios países del sudeste asiático, incuído Singapur; mi país-ciudad-isla más favorito de la vida.

Si bien llegamos primero a Bangkok, decidimos dejar Tailandia para el final y nos cambiamos «rápidamente» de aeropuerto y volamos hasta Phnom Penh, capital de Camboya en donde nos golpeó la realidad: Estábamos muy, muy lejos de casa. No sé si hacer comentarios sobre este lugar, que la verdad no me gustó nada, y sólo estuvimos unas pocas horas, así es que tampoco sería tan objetivo de mi parte.

A las 6 de la tarde estábamos instalados en un bus con destino a Siemp Reap, la ciudad del famosísimo Angkor Wat, aunque para llegar hasta allá tuvimos que soportar el primer «viaje en el bus de la muerte». Es que no se imaginan lo que es estar 8 horas en un bus sin baño (con lo meona que soy), rodeada sólo por gente local que no hablaba nada de inglés, con un chofer que parecía sacado de película de terror, por una carretera sin iluminación y con una lluvia torrencial que yo jamás había visto en mi vida. ¿Han sacado a un gato a pasear en auto? me sentí muy parecido…

Después de unas horas el bus se detuvo en una «especie de gasolinera» para que todo el mundo fuera al baño, si por baño se entiende una «taza» enterrada en el suelo y con un tambor de agua al lado para lavarse, y donde tienes que orinar antes de que las cucarachas se te suban por las piernas. Pablo fue más afortunado, los baños de hombre eran simplemente unos matorrales. Ah, también vendían cocaví para el viaje, preferí pasar.

Ya sé que hasta aquí pareciera que no disfruté nada el viaje, pero no es así, fueron experiencias dentro de todo divertidas, de las que nos reímos mucho los días siguientes y de las que mi suegra no debe enterarse nunca porque me quitaría la custodia de Pablo… No, hablándo en serio, al comienzo estábamos muy asustados y silenciosos, pero después hasta me dormí profundamente y desperté sólo por dos cosas:

– El bus pegó un frenazo fuertísimo y una niña que iba sentada en un piso plástico rodó por el pasillo y

-La segunda parada al baño, donde tuve una lucha mental con mi vejiga y mi vejiga ganó (por lo menos soy más rápida que las cucarachas).

Una vez llegados a Siemp Reap, a las 1.50 de la madrugada fue otra odisea llegar al hotel, que parece que era el más alejado del «terminal». Al final llegamos y nos estaban esperando con todo listo para caer rendidos y dormir.

Al día siguiente nos levantamos relativamente temprano. Patrick, el francés dueño del hotel,  nos llevó a dar una vuelta por ahí cerca donde había un mercado y un templo budista, nos dijo que le gustaban los sudamericanos porque no le tenían miedo a las lagartijas y en su hotel habían muchas «hay que elegir: lagartijas o mosquitos, yo me quedo con las primeras», mucha razón.

En el patio del templo había un peculiar  memorial a las victimas de Pol Pot, dictador que mató a mucha gente en los 70 (¿les suena?)

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Los dos días siguientes los dedicamos a recorrer Angkor Wat y los templos que lo rodean, un recorrido espectacular que sin duda quiero volver a hacer. Aquí algunas fotos:

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Nosotros ibamos en Tuc-Tuc, pero también hay tour en auto con aire acondicionado. Nuestro chofer fue el señor Kong, muy elegante él.

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Todavía sonriente, a las 8 de la mañana no estaba tan caluroso. Al fondo se ve que los coreanos andan para todos lados con sombrilla, una idea genial si no fuera porque soy super lerda y se me pasaría volando.

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El único templo que recorrimos solos, cuándo nos íbamos apareció un bus lleno de coreanos

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Angkor Thom siendo tragado por la naturaleza

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Tomar una foto dónde no salga otro turista no es tan fácil, esta vez tuve suerte.

Al otro día teníamos que volver a Phnom Penh por la mañana, pero decidimos quedarnos. Estábamos tan enamorados del verde, las lagartijas y demases que conversamos con Patrick quien nos aconsejó tomar un «hotel bus» y viajar durante la noche siguiente. Por el check out no tenía problema, incluso nos dejó dormir en el spa hasta la hora de tomar el bus, y así lo hicimos. El Bus hotel fue toda una experiencia, pero eso en el próximo post.

¿Un balance?

Lo Bueno: La gente es muy amable y sonriente, excepto el mencionado chofer de bus, son relajados y no se ofenden si les dices que no.

Lo malo: No son muy de basureros, todo va a la calle. El olor a curry que me revolvía el estómago. Sobreviví comiendo piñas.

Lo raro: Entre las cosas más curiosas que vimos en Camboya está que conducen por cualquier lado de la calle y con el volante a cualquier lado, es más, manejan cualquier cosa que tenga ruedas y motor. Creo que si pudieran ponerle motor a una carretilla lo harían, y aprovecharían de echar a toda la familia arriba. En serio.

Sobre tener mala suerte

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Tengo mala suerte.

Me ocurren ese tipo de cosas que uno dice «esto sólo me pasa a mí», y aunque es obvio que hay más de uno en mi situación me da rabia igual.

En mi lista de sucesos extraordinarios está: cortarme el dedo con un tenedor, lesionarme la muñeca poniéndome una zapatilla, sufrir una tortícolis en la micro y tener que caminar como egipcio hasta mi casa, cortarme con un escobillón, enterrarme un tenedor entre los dientes (que de paso se me enterró en el paladar), que la anestesia del dentista no me haga efecto y tener que sacar la muela igual, que me cague un pato yeco mi primera semana en Antofagasta, que me hayan robado el celu el día anterior a ese, y así… la lista suma y sigue.

Quiero aclarar que no estoy enojada con el mundo ni nada, en realidad dentro de mi mala pata me pasan muchísimas cosas buenas que le hacen el peso, y la verdad nunca me ha pasado algo realmente malo como para no recordarlo riéndome. Y eso igual es suerte  ¿o es muy conformista lo que estoy diciendo?

Pienso en mi abuelita; que se ganaba todas las rifas y bingos de la vida, en mi hermana; que nunca se compró un raspe que no tuviera premio, en la mamá de un amigo que se ganó el kino como 2 veces en un año, en la señora que GANÓ 3 AUTOS EN EL ENJOY!!!  y no me queda otra que analizar mi suerte: una vez me gané 600 pesos en un kino y no pude cobrarlos porque se me perdió el boleto y una vez en cierto blog me gané una entrada para una película que en el cine de acá ya no estaban dando.

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A veces cuando la malacue me agobia le digo a mi novio «me gasté toda mi suerte el día que te conocí», y él se rie porque sabe que en realidad  estas cosas me han pasado toda la vida y me seguirán pasando, como hoy, que me levanté temprano para ir a clases de cocina, me metí a la ducha y cuando quise salir del baño me di cuenta que la puerta estaba trabada. Por más que traté no la pude abrir, y cuando agoté toda esperanza de salir por mi cuenta empecé a gritar pidiendo ayuda (eran las 9 de la mañana y ya llevaba 30 minutos encerrada), como a las 10 y media una vecina me escuchó y llamó al conserje, y a eso de las 12 llegaron hasta el baño y me rescataron. ¿Ven? si soy muy muy quemá!!

De robos y malas costumbres.

Mi mayor temor en este momento

Había dejado de lado el blog, pero de a poco me doy cuenta de que hay cosas que necesito compartir más allá de mi familia o amigos, y decidí darles  la lata a ustedes.

Hace unos días entraron a robar al departamento de al lado. No se llevaron nada, pero destrozaron la entrada, y como suele suceder en estos casos «nadie escuchó nada». Nosotros veníamos llegando de un miniviaje y encontarnos con que al vecino le falta la mitad de la puerta (a un par de metros de la nuestra), es algo que personalmente me genera angustia y desconfianza con todo el mundo. Y yo hasta el sábado confiaba en el mundo.

Antes de esto yo no me preocupaba demasiado, mi edificio tiene vigilancia las 24 horas y hay cámaras en todas las entradas. Pero; todo indica que el ladrón está viviendo aquí con nosotros. Esa noche, después de cerrar todas las puertas y ventanas, y tomar las precauciones necesarias a nivel comunidad, hubo otro incidente similar, y da la casualidad que era otro departamento en que ese día no había nadie.

Más que miedo, ahora tengo rabia. Si bien a nosotros no nos pasó nada y no hemos perdido ningún bien material, siento que igual me robaron la sensación de seguridad que solía tener. Me robaron mi derecho a vivir tranquila sin tener que sospechar constantemente de mis vecinos o sus visitas, o el señor del cable, o la nana o el señor del aseo (y ojo que no discrimino a nadie, porque ladrones hay en todos lados). Siento que cualquiera podría estar vigilando cuando salgo y cuando llego y me carga sentir eso, pero no queda otra que irse acostumbrando. No pretendo convertir mi casa en una fortaleza, pero definitivamente nunca más duermo/salgo sin ponerle doble seguro a todas las puertas.

A partir de esto igual he sacado alguna conclusión positiva. Ahora andamos todos más pendientes, si alguien siente un ruido raro en la noche llama al conserje, si alguien ve a una persona que no conoce (tenga la pinta que tenga) en un piso así como «mirando» llama al conserje. Los que antes dejaban la puerta principal abierta «porque voy y vuelvo» ahora demoran dos segundos más y dejan cerrado, y así. En pocos días nos hemos convertido en una comunidad con mayor autocuidado y eso siempre se agradece.

Conozcan a Mateo.

Hoy les voy a presentar a Mateo

Cosita más rica de la vida!!! llegó a vivir con nosotros en Enero de este año. Sus primeros dos meses de vida los pasó abandonado en el puerto junto a otros 100 gatitos bebés, estaba bastante flacuchento y le tenía miedo a todo.

Pero de a poquito y con harto amor ( sobretodo de su hermanito Adrián) se ha convertido en la bola de pelos más exquisita que existe, ahora es super sociable y aunque un poco malulo  ha sabido ganarse el corazón de todos quienes lo conocen. 

Entre sus gustos y aficiones están las cajas de cartón, las ama con locura y son su juguete favorito, después de su ratón de peluche. También le gusta robarme el celular y esconderlo por ahí (y yo no me doy cuenta hasta que suena  y no lo encuentro XD) y jugar a las escondidas.

En fin, Mateo es un gato ideal. Sobretodo cuando pone caritas así:

No creen?

Sacarle fotos a todo

Hay personas que no pueden salir de su casa sin una cámara fotográfica, y otras (como yo) que siempre están diciéndole a alguien «después me las mandas por correo»… y es que eso de sacarle fotos a todo y en todo momento no se me da, pero después me arrepiento de no tener más recuerdos que los que guardo en mi cabeza.

El primer viaje que hicimos con Pablo fue sin cámara, y nos arrepentimos harto, pero estoy segura de que no hubiese sido lo mismo si uno de los dos hubiera tenido que estar obligatoriamente detrás del lente (la otra opción eran puras fotos medio pokemonas), y ahí me alegro de haber andado tan libres. Pero por ejemplo el otro día pasamos por un carrusel (Si!!!! un carrusel con caballitos!!!!) y morí por una foto, pero no había con qué, así es que estoy en la disyuntiva, si dejo la cámara forever en mi bolso o si continuo con mi estado actual, en que a veces ni siquiera necesito un bolso…

Hoy cuando salimos con Adrián  llevé camara porque hace rato no le sacaba fotos y miren lo lindo que se ve:

 

 Entonces pienso que sí, que me gusta tener guardados todos los momentos, pero apuesto a que mañana me da la lata de andar con cosas en las manos y salgo así no más! quien me entiende…

 

El Descenso, un encanto tenebroso.

Partamos por que este descenso no tiene nada que ver con la pelicula británica, o bueno, quizás sí, pero muy poco.

En este libro nos encontramos con que el centro de la tierra está compuesto por miles de túneles y grietas, que albergan a criaturas demoníacas  que detestan la luz. El ser humano a dado con la puerta al infierno.

A esta civilización oculta se ha llegado por mera casualidad, pero ahora que los soldados han logrado entrar en gran parte de su territorio, aparece un hombre decidido a construir una nueva nación subterránea, mientras que un grupo de eruditos están decididos a utilizar todos sus recursos para encontrar a satán.

Este libro lo compré a un viejito que vende cachureos, está casi nuevo y me costó una cuarta parte de lo que costaría en una librería. No lo pensé dos veces. Lo leí en unos pocos días y me gustó demasiado, es una de esas historias que te atrapan y te obligan a seguir leyendo para poder saber más. También es cierto que da un poco de miedo, o sea,  pegué un salto de tres metros cuando sonó el timbre y también produce ese efecto de andar dándole  vueltas en la cabeza todo el día. Hasta que no se termina cuesta desconectarse.

De los libros que he leído este año es el mejor, después de haberlo intentado con La Hija del Apocalipsis (un libro que no me gustó nada), lo recomiendo mil veces. Es un libro que parece largo, pero que avanza con agilidad, no tiene ninguna frase de adorno, nada le sobra y lo que le falta lo compensa con todos los apretones de guata que ofrece.

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